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FOTOGRAFÍA

OTROS HALLAZGOS FOTOGRÁFICOS

Retrato de E. Sagui Barba. A. S. Witcomb. Buenos Aires.

Obra vintage. Fotografía a la gelatina de plata -medidas: 21,7 x 13 cm- en tono sepia. El passepartout de cartulina rígida blanca y gofrada -medidas:  32 x 21 cm-, con algunas viejas huellas de agua y rasgaduras, ostenta la publicidad impresa sobre su borde inferior derecho: "A. S. Witcomb. Florida 364. Buenos Aires". La obra fotográfica se encuentra en buen estado de conservación.


Desde su primera hora la Fotografía (1839) estuvo dominada por operadores profesionales quienes, en su inmensa mayoría, se volcaron al redituable negocio de la retratística social, abriendo en todas las ciudades del mundo aquellos especiales atelieres artísticos, donde las misteriosas cámaras reinaban de manera absoluta.


En Buenos Aires -la principal plaza comercial del país- su primer profeta fue el daguerrotipista estadounidense John Elliot  hacia  el año 1843 y, a partir de allí, la actividad creció de manera vertiginosa. Pero desde 1878, fue el inglés Alexander Spiers Witcomb (Winchester, Inglaterra, 1837 - Asunción, Paraguay, 1905) quien marcó el paso de la moda y convirtió a su elegante establecimiento sobre calle Florida en el más popular de la época.


Hacia el templo Witcomb se dirigió el barítono español Emilio Sagui Barba (1876-1949), nuestro elegante caballero se había radicado en Buenos Aires en 1895, donde formó parte de la Compañía de Zarzuela de Julio Ruiz y Emilio Orejón, al mismo tiempo que cantaba misas en la Catedral Metropolitana. Su fama se extendió por la región a partir de 1901, cuando en Montevideo inició una gira que lo llevó por distintos países. Además de las zarzuelas -fue considerado en España el mejor cantante de zarzuela en su cuerda de barítono- supo cantar numerosas óperas en español, como Carmen de Bizet, Rigoletto de Verdi, La Bohème y Tosca de Puccini. [1]


Siendo que en 1904 retornó a su país cabe suponer que este especial retrato viajó en sus maletas y, seis años más tarde, decidió obsequiarlo a un buen amigo. La toma posee un rasgo llamativo, pues en este caso fue el mismo cliente y no el retratista quien escogió la pose de estudio. El barítono enfrenta la voluminosa cámara de galería posando de pié y casi de perfil, sostiene sus guantes con ambas manos y bajo el brazo sujeta de manera inusual el blanco sombrero "rancho", tan popular en esos años. En 1910 escribe en forma vertical y sobre la propia imagen -cuando lo usual era hacerlo al dorso- y con buena caligrafía: "A mi buen amigo D. Pedro Llamas. Recuerdo cariñoso de E. Barba - B. Aires. 1- IX -10". Una imagen que ya forma parte de la historia musical argentina.


Nota: 

1. En Montevideo contrajo matrimonio con la joven soprano valenciana Luisa Vela, de aquella unión nació en 1914 el también barítono Luis Sagi-Vela, quien supo actuar con gran éxito en nuestro país.


Por Abel Alexander

Presidente de la Sociedad Iberoamericana de la Historia de la Fotografía 




S.O.XXIX - EM

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