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TEXTILES

Rebozo o “paño de leche”.

Costa Norte, Perú. Primer cuarto del siglo XX.


Fina y elegante prenda tejida en telar de cintura a faz de urdimbre, con uno de los productos de mayor relevancia en el desarrollo económico del Perú en los últimos dos siglos: el algodón fino. Aquí utilizando algodón producido por una antigua hilandería industrial. Medidas. Largo del paño: 135 cm. Ancho: 72 cm. Blondas: 50 cm. Flecadura: 16 cm.


La prenda consta de dos partes de diferente factura: el paño propiamente dicho, con una muy delicada técnica de ikat, amarrando gran superficie de los hilos  de urdimbre para sumergirlos en el baño tintóreo y plasmar en la tela las diminutas figuritas -perritos, en este caso-, y la blonda, (continuación de los hilos de urdimbre que se reservaron sin tinción ni tejido) tejida con una complicada técnica de miles de nudos, ajustados uno por uno -“a uña”, lo definen- por la artesana, hasta culminar en una lluvia de finos hilos de algodón. Las figuras ornamentales de estas blondas muestran como motivo tradicional, palomas posadas y otras en vuelo. A pesar de la antigüedad de este rebozo, los hilos libres muestran una estructura más rígida y un tono azulado, obtenidos por el uso de una lejía resistente a los lavados, similar al engomado de los flecos de los ponchos ingleses del siglo XIX, cuya composición desconocemos en la actualidad.


El uso del algodón se documenta en textiles fechados 2000 años a.C. y mejorada su calidad por las culturas Nazca y Paracas (entre el 750 y el 350 a.C.), es hacia la década de 1830 cuando se intensifica su cultivo con intenciones de exportar la producción excedente luego de abastecer el mercado interno. 


“A inicios de la república, el cultivo principal en las grandes haciendas era la caña de azúcar. Progresivamente cobraría importancia el algodón (…) La orientación del aparato productivo nacional hacia el sector exportador se consolidó y convirtió en fuente principal de ingresos para el fisco. En ese contexto un científico puertorriqueño, Fermín Tangüis, desarrolla en el valle de Pisco una variedad de algodón de fibra larga, resistente, suave y apropiada para el teñido que se constituye en uno de los principales productos de agroexportación en la costa central del Perú. Años más tarde, para el valle de Piura, el agricultor Emilio Hilbk Seminario importaría de Arizona la variedad “Pima”, de fibra extralarga, extraordinaria calidad y gran suavidad.” (1)

Notas:  1. Muñoz Marticorena, William: Perú. Tradición Textil y Competitividad Internacional. Fondo Editorial de la Universidad Católica. Sedes Sapientiae. Lima, 2006, p. 16.

S.O.V-BSM

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