La Quiaca. 1947.

Óleo sobre hardboard, firmado. Medidas: 20,3 x 31,7 cm. Obra en buen estado, enmarcada.

Una esquina de La Quiaca con construcciones de adobe en ruinas. Hacia la derecha de la escena, un único arco se conserva en pie; la luz que lo atraviesa proyecta una misteriosa sombra. Evidencia la antigüedad de estas viviendas el árbol que creció allí dentro, pero el inefable tiempo también transcurrió para él, y se mantiene muerto y apenas en pie, como estas casas… Como es habitual en su pintura, Pacenza no incluyó en el paisaje figuras humanas ni animales, acentuando el carácter melancólico, solitario, una lectura propia de la pintura metafísica; si señala la influencia de Giorgio de Chirico y Carlo Carrá, en verdad se trata de la búsqueda de la esencia de lo propio. Una pintura metafísica como lectura sensible de lo local, la ribera del barrio de la Boca o como, en esta obra, el singular paisaje con ruinas del norte argentino. 

Onofrio Pacenza (Buenos Aires, 1904 - 1971), vinculado al movimiento de los pintores de La Boca estudió arquitectura y decoración, y egresado como Profesor de Dibujo en 1928 de la Academia Nacional de Bellas Artes, en dicha institución se desempeñó como docente de Dibujo, Composición y Pintura, además de hacerlo en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano”. Realizó un viaje de estudio a Europa. Entre 1930 y 1940 formó parte del grupo de pintores modernos patrocinado por la Asociación Amigos del Arte y luego, entre 1946 y 1952, integró Amigos del Libro.

En 1960 fue invitado a participar en la Exposición del Sesquicentenario de la Revolución de Mayo y a lo largo de su carrera presentó obra en numerosas exposiciones internacionales; entre ellas. en la Mostra di Pittura Argentina, en Roma, Milán, Venecia y Génova (1937); la Exposición Internacional, en Nueva York, Los Angeles, Richmond, San Francisco, (1939/1941); la Muestra de Arte Contemporáneo de Argentina, en el Museo de Bellas Artes de Virginia, EE.UU. (1940); la Muestra Internacional de la UNESCO, en París (1946); la Muestra de la Pintura Argentina en el Estado de Israel (1952); y la VI Bienal de San Pablo (1961). También protagonizó exhibiciones individuales en nuestro país y recibió importantes distinciones.