VOLVER

ARTE

EL BOQUENSE DE LA ESENCIA

Malvón. Circa 1945-50.


Óleo sobre cartón, medidas 30 x 24 cm. Con la dedicatoria “A mi estimado amigo Martín Trabuco con el afecto de F. Lacamera”. Obra enmarcada.


“Tengo por norma no pintar lo que no siento. Las cosas que reproduzco, están generalmente asociadas a algún recuerdo: son objetos que pertenecieron a familiares o amigos; por ejemplo es la copa en que suele beber mi hijo. Y si no son “recuerdos”, deben por lo menos ser cosas a las que me he acostumbrado. No pinto nunca lo que veo por primera vez; dejo venir viejas las cosas para interpretarlas. Siendo mi temperamento esencial intimista, son los tonos bajos, los ocres, mis preferidos. Afronto las dificultades que su empleo ofrece para conseguir plenamente la expresión de mis sentimientos. No sería sincero si empleara una paleta brillante, efectista, pues no me preocupa en absoluto el agradar, mi obra es simplemente una confidencia. El dominio del oficio logrado en 40 años de plantearme y resolver problemas (el pintar es siempre un aprendizaje) me permite conocer cuanto recurso sirve para deslumbrar al profano, pero juzgo que el arte genuino nada tiene que ver con lo bonito convencional. Si algo caracteriza a mi obra es precisamente la prescindencia absoluta del fácil y provechoso recurso”. [1] Tales palabras pronunciadas por el maestro de La Boca acuerdan cabalmente con el óleo aquí presentado. 


El simple malvón fue reiteradas veces pintado por Lacámera. A veces una rama cortada en un vaso de cristal -como el preservado en el Museo Benito Quinquela Martín”, Rincón espiritual- otras en su maceta y sobre la mesa, aquí lo presenta “puro”, solo las ramas, una de ellas quebrada -siempre el modelo es el pequeño malvón que sobrevive en su estudio de la calle Pedro de Mendoza del barrio de La Boca - las nuevas hojas verdes primaverales, y al centro un pimpollo que abre. El gris plano del fondo se ve interrumpido por el ángulo recto y marrón de la mesa. Escribe Cayetano Córdova Iturburu que “...una atmósfera de paz, silencio, de recatada quietud, se desprende [...] de sus obras. Surge este espíritu, claro está, de las particularidades definidoras de su arte. Líneas rectoras horizontales y verticales rigen la composición de muchos de sus cuadros, las formas –rigurosamente figurativas- han sido sometidas a una simplificación severamente estilizadora que torna limpios e impecables sus perfiles” [2]


El pintor Fortunato Lacámera (1887 - 1951), boquense por antonomasia del Grupo de La Boca, discípulo de Alfredo Lazzari, a partir de 1919 concure al Salón Nacional y a numerosos salones del interior, en los que obtuvo importantes galardones. En 1929 recibe el premio Sociedad Estímulo de Bellas Artes, en 1936 el premio Acuarelista por la dirección nacional de Bellas Artes y en 1938 el Premio Estímulo en el Salón Nacional, entre otros.​ En 1940 Lacámera fundó la Agrupación de Gente de Artes y Letras Impulso, en la que reunió a los protagonistas de la vida cultural de su barrio. A esta institución el artista dedicó sus mayores esfuerzos, presidiéndola hasta el día de su muerte. Fue distinguido con el Premio Estímulo de Bellas Artes en el XVIII Salón Nacional en 1940. Sus obras integran el patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes; el Museo de Bellas Artes de La Boca “Benito Quinquela Martín”; el Museo Municipal de Artes Plásticas "Eduardo Sívori" y los museos municipales de Tandil, Junín, Mar del Plata, Bahía Blanca y Rosario, además del Museo “Pedro de Mendoza” en Santa Fe y el Liceo Militar "Gral. San Martín", provincia de Buenos Aires.


Notas:

1. Fortunato Lacámera. Itinerario hacia la esencialidad plástica (1887-1951).

Museo de Bellas Artes de La Boca “Benito Quinquela Martín”. Buenos Aires, 2009.

2. Op. cit.




S.O.XXVII - IMM


AUTOR/A FORTUNATO LACÁMERA

¿Le interesa vender algunas obras?

Envíenos un correo electrónico indicando brevemente
qué obras piensa poner en venta, y le responderemos. Haga click aquí­

Suscríbase a nuestro newsletter para estar actualizado.

Ver nuestras Revistas Digitales