Luces de una agenda que estusiasma

Laura Malosetti Costa frente a El despertar de la criada, pintado por Eduardo Sívori en París en 1887. Fotografía: Hilario.

Eduardo Sívori, Retratos. Óleo sobre tela firmado “Sívori Paris 1884”. Medidas: 41,5 x 31 cm. Colección particular.

Pallière y Henry Sheridan, Tropa de carretas en la Pampa, óleo sobre tela. Medidas: 52,4 x 170,8 cm. Colección particular. Fotografía: Diego Spivacow. Gentileza Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat.

Jean Léon Pallière, La cuna, 1862. Óleo sobre tela. Medidas: 66 x 54,6 cm. Colección particular. Fotografía: Diego Spivacow. Gentileza Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat.

¡Qué diálogo! Los gestos, esos detalles que tanto comunican en las obras de Mena. Fotografía: Gentileza Museo Las Lilas.

La oferta cultural de Buenos Aires es sorprendente; sus museos y otras diversas instituciones nos acercan una agenda rica en exposiciones y demás eventos que merecen atención.


Desde Hilario y con las debidas disculpas -somos un pequeño equipo y sólo hemos visitado una minúscula porción de las muestras activas-, les preparamos una selección de sugerencias que se extienden un poco más allá de la metrópolis porteña. En esta misma entrega acercamos la voz de Silvia Dolinko, curadora de una de las exposiciones que merece ser recomendada: Primeros tiempos. La invención del Museo del Grabado (la pueden visitar de jueves a domingos de 16 a 20, en Riobamba 985, de CABA). Y en el número anterior compartimos las emociones vividas al recorrer las salas del Museo Histórico Municipal Brigadier Juan Martín de Pueyrredón, ubicado en San Isidro, en el ala norte del Gran Buenos Aires. A dos siglos del natalicio del notable pintor Prilidiano Pueyrredón, hijo del dueño de aquella casa, los invitamos a desandar la muestra Celebramos Prilidiano.


Sívori de visita en el Museo Nacional de Bellas Artes


Allá por 1919, el maestro había fallecido en junio del año anterior, nuestro museo nacional le supo rendir un merecido homenaje póstumo y desde entonces, jamás había regresado con una muestra individual. 


Si bien varias de sus pinturas y grabados, y entre ellas El despertar de la criada, forman parte del patrimonio del MNBA, esta retrospectiva titulada Eduardo Sívori: Artista moderno entre París y Buenos Aires es un acto de justicia para una de las grandes firmas del arte argentino.


Un detalle de la exposición. Fotografía: Hilario.


Su obra pictórica y gráfica se despliega en el Pabellón de Exposiciones Temporarias del Museo Nacional de Bellas Artes en una muestra curada por Laura Malosetti Costa y Carolina Vanegas Carrasco. Fruto de una intensa investigación y de revisitar los reservorios públicos y las colecciones particulares se exhiben poco menos de doscientas obras en un cuidado relato sobre su camino artístico. Eduardo Sívori (Buenos Aires, 1847 - 1918) fue una de las figuras capitales de las artes visuales de Argentina. En concepción de José León Pagano al grupo de los precursores -cuyo valor máximo es Prilidiano Pueyrredón- suceden los organizadores, en donde se ubica, con destacado sitial, Sívori. Hombre de fortuna, pudo consagrar la totalidad de su tiempo y de sus energías al arte. De regreso de un primer viaje a Europa, en 1874 y junto a su hermano Alejandro, Eduardo Schiaffino y otros artistas impulsaron la creación de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes que inició su andar en 1876. Aquí mismo avanzó en su formación técnica junto a Chartón, Aguyari y Romero, pero en 1883 se estableció en París decidido a incorporar nuevos conocimientos en el epicentro del arte occidental. Concurrió, entre 1883 y 1888, al atelier de Jean Paul Laurens, donde compartió formación con Collin, Hannoteau y Puvis de Chavannes. Su pintura El despertar de la criada es una de las grandes obras maestras que atesora nuestro Museo Nacional de Bellas Artes.


Ya se había ocupado L. Malosetti Costa con especial interés en su pintura Le lever de la bonne (El despertar de la criada) exhibida en el Salón de París en 1887 y en ese mismo año, en la Sociedad de Estímulo de Bellas Artes [1], en Buenos Aires, donde protagonizó un temprano escándalo en la sociedad porteña de entonces, hoy reconocido como el primer esto vanguardista en la historia del arte argentino. Arropada ahora con esta selección de obras adquiere otro carácter y testimonia con mayor fortaleza el acto y la valentía de su autor.


Nota: 

1. Para quienes disfrutan con el arte argentino, el ensayo de LMC editado por el Fondo de Cultura Económica en su versión ampliada en 2021, Los primeros modernos. Arte y sociedad en Buenos Aires a fines del siglo XIX, merece una amena e instructiva lectura.



RED Pallière. Pintura, familia y amistad en el siglo XIX


Un amplio espacio del Museo Fortabat alberga obras y documentos que nos sitúa frente a una selección de pinturas, dibujos y bocetos de distintos autores nucleados en torno a  la figura de Jean León Pallière (1823 - 1887), quien ocupa un lugar central en el relato de la historia del arte argentino. Con la curaduría de Roberto Amigo -asistido por Victoria Rodríguez do Campo-, la exposición reúne un conjunto de obras excepcionales que provienen de colecciones públicas y particulares, las que fueron ejecutadas por el propio J. L. Pallière, por otros artistas miembros de la familia y también por amigos del celebrado autor. 


Abre la exposición una monumental vista interior de la Galerie d’Apollon del Museo del Louvre realizada por Armand Julien Pallière (el padre de Jean León), y bien lo describe Ana Martínez Quijano en Ámbito Financiero, «La vista del Louvre, dadas las cualidades del arte reunido en el Fortabat, coincide con el gusto por conjugar obras deslumbrantes del arte europeo, como las de Turner y Brueghel, Dalí, Chagall o Gustav Klimt, junto a las grandes pinturas argentinas de Berni, Xul Solar o los arlequines de Emilio Pettoruti, entre otras. En este contexto, Roberto Amigo presenta en “RED Pallière. Pintura, familia y amistad en el siglo XIX” una investigación que le llevó varios años de búsqueda y que logra establecer una relación cercana con el arte de los pintores viajeros. La red de artistas mayormente emparentados se abre con el autor de la Galería del Louvre, pero está dedicada en especial a recorrer el camino de su hijo, Jean León Pallière, nacido en 1823 en Río de Janeiro y radicado en la Argentina durante varios años de la década que va de 1856 al 66». La visita, no lo olviden, permite apreciar algunas de las pinturas más celebradas del arte costumbrista realizado en nuestro país, junto a otras obras emblemáticas del arte local e internacional de todos los tiempos.


Vista parcial de la exposición. El rancho y la actividad que se desarrollaba bajo el alero de paja. Fotografía: Diego Spivacow. Gentileza Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat.


Entre los aciertos de RED Pallière -aguardamos con especial interés el catálogo que se presentará en el mes próximo- resulta imperdible la visita para disfrutar de las obras más representativas de este artista, algunas de ellas desconocidas para el público e incluso, perdidas para los grandes estudiosos de la iconografía argentina del siglo XIX. En 1943, Alejo B. González Garaño escribió con tono de lamento: «¿Cuál habrá sido la suerte corrida por esas telas, algunas de las cuales conocemos gracias a sus reproducciones litográficas? Como tantas otras pinturas que ilustraron nuestro pasado, esperemos que reaparezcan para enriquecer las colecciones de precursores del arte argentino».


Lo maravilloso de esta exposición, allí en las amplias salas del Museo Fortabat las podemos disfrutar, majestuosas o intimistas, con todo su genuino encanto. Dos de ellas adquiridas en los últimos años en subastas internacionales y retornadas al país por la decisión de un coleccionista particular, nos referimos a Tropa de carretas en la Pampa -firmada por Pallière y Henry Sheridan (1834 - 1860)- y El payador, que dialoga con Idilio Criollo, un notable óleo que había pertenecido a la familia de Antonio Cambaceres y hoy, al Museo Nacional de Bellas Artes, y con Le gaucho cantor, barde de la république argentine, de León-Ambroise Gauthier (1822 - 1901), un pintor francés que inspirado por el Facundo de Sarmiento, llevó al lienzo una obra monumental ocupada en el mismo asunto que cautivó a Pallière.


Sólo Tropa de carretas en la Pampa -por mencionar una de las más destacadas-, a no dudarlo, merece acercarse hasta Puerto Madero, donde el arquitecto Rafael Viñoly le dio forma a los sueños de Amalita Fortabat, la mecenas argentina que en 2008 abrió al público su colección de arte.


Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat

Olga Cossettini 141

Puerto Madero

Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Hasta el 25 de febrero de 2024. De jueves a domingo, de 12 a 20 h.

Valor de la entrada: $1000. Con tarifas especiales para menores, jubilados, estudiantes y docentes.



Alma de Curupí. Obras de Juan de Dios Mena


Santafesino de nacimiento, a Juan de Dios Mena (1897 - 1954) se lo identifica por su residencia chaqueña, en cuya capital provincial fue uno de los fundadores del mítico Fogón de los Arrieros allá por 1943. Treinta y siete de sus obras fueron seleccionadas para esta exposición que cobija el Museo Las Lilas, de San Antonio de Areco, curada por su director, Segundo Deferrari.


Calificado de un irónico universal, este singular escultor ya protagonizó un artículo en nuestra revista, mérito de Sonia Decker, destacada consultora del mercado del arte en nuestro país, quien abordó la biografía de Mena y su evolución desde el «tallista artesano para  para convertirse en un escultor moderno, exclusivo, totalmente diferente y contrario al concepto clásico academicista».


Un detalle de la Sala de exposiciones temporales. Fotografía: Hilario.


Sus pequeñas esculturas, talladas en madera de curupí, sumamente liviana -en la exposición el público puede comprobarlo tomando unos trozos de esta materia-, una especie tropical sudamericana fácil de labrar y resistente a las deformaciones.  «Su obra -afirma con acierto Deferrrari- evolucionó desde una primera etapa utilitarista y sencilla hacia una técnica más contemporánea y pulida, demostrando gran audacia en las transformaciones expresivas y llegando a técnicas abstractas de gran fuerza y poder de síntesis».


La exposición invita a desandar los detalles de cada obra; Mena fue un exquisito pesquisador de aquellos rasgos identitarios de sus personajes, y con fina ironía los plasmaba en sus creaciones para el disfrute público. Expuso en la Galería Müller de Buenos Aires en el año que se inauguró el obelisco, en 1936. Y tres años más tarde cuarenta de sus mejores tallas viajaron a la Exposición Internacional de Nueva York. En 1940 lo hizo nuevamente en Buenos Aires representando a su provincia adoptiva en la Exposición Nacional. 


Este rincón inspira a una visita, siempre. Lo aguardan personajes inolvidables en las salas permanentes y las temporales. Fotografía: Hilario.


Sin lugar a dudas, la manera de abordar sus personajes dialoga con la obra de Florencio Molina Campos (1891 - 1959), y allí mismo, en el Museo Las Lilas podemos disfrutar de ambas vertientes artísticas.


Museo Las Lilas

Moreno 279, San Antonio de Areco. Prov. de Buenos Aires.

Hasta el 17 de diciembre, de jueves a domingo, y feriados. De 10 a 14 y de 15 a 19 h.

Valor de la entrada. Adultos: $3000. Estudiantes/Docentes: $2600. Jubilados: $2500. Sin cargo: menores de 12 años y personas con discapacidad y un acompañante.




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