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Arte Étnico

Yugo criollo.

Norte de la Patagonia. Fines del siglo XIX o principios del XX.

Tallado en una pieza de madera dura de lenga -en este ejemplar, con sus zonas de roce bien pulidas, indicando su uso por largo tiempo-, el yugo (1) cumple la función de aunar dos bueyes para que trasladen un carro o un arado. Sus formas indican cómo se apoya sobre la cabeza de cada animal. Medidas. Largo total: 136 cm.

En la geografía rural, se hizo uso desde antaño de los carros tirados por yuntas de bueyes, y en la precordillera, también para quitar troncos de las zonas boscosas, arrastrándolos. Las carretas impulsadas con varias yuntas, y los carros más pequeños, por solo un par de estos animales. A lo largo del siglo XIX y más acá también, las cargas se trasladaban disponiendo de estos medios de transporte. La mansedumbre y fortaleza de los bueyes resultaban de enorme valor y en torno a su construcción y mantenimiento se desarrolló una especialización de los oficios artesanales de la madera y el hierro. En la versión más antigua, hechos sin metal, ya que, al no existir yacimientos activos de hierro en nuestro actual territorio, se los elaboraba sólo en madera.

Sus formas, lo hemos dicho al estudiar otro ejemplar de filiación mapuche, tienen un patrón de diseño común y sólo pequeñas variaciones, quizás demandadas por la geografía donde es utilizado o bien aportadas por el artesano que lo confecciona. Los utilizaron los criollos y también los mapuches, en especial, los afincados en la región andina patagónica.

Notas:
1. La palabra proviene de la voz latina "iugum", que alude a un palo que sirve para unir dos bueyes.

S.O.IV-SEM


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