TURISMO POR MENDOZA, HACE MÁS DE UN SIGLO

Provincia de Mendoza. Circa 1915.

Colección formada por 130 fotografías vintage, copias a la gelatina de plata, algunas repetidas y hasta con pequeños cambios en los encuadres. Medidas: 10 x 12,5 cm. El conjunto se encuentra distribuido en tres álbumes de época, de encuadernación en plena tela y ornamentación estilo Art Decó, con cartones de 14 x 17 cm que poseen ventanas caladas de ambos lados. En dos de los álbumes las fotografías cuentan con títulos de referencia, manuscritos en tinta negra. 

El arribo del ferrocarril a la provincia de Mendoza en 1885 significó el nacimiento del turismo y la creación además, de las primeras estaciones termales en Puente del Inca en 1903 y Cacheuta en 1913, con hoteles gerenciados por la Compañía de Hoteles Sud Americanos Ltda., una empresa subsidiaria del ferrocarril. Sus suntuosos edificios conjugan una alta tecnología en equipamiento (agua fría y caliente, calefacción central, frigorífico, ascensores, equipo de proyección cinematográfica) y se instauran como testigos de una vertiginosa sociabilidad. A diferencia de los ejemplos de montaña, los hospedajes de la ciudad de Mendoza, menos tecnificados, corresponden a emprendimientos familiares que replican en su arquitectura la vivienda italianizante característica de fin de siglo XIX y principios del XX.

Esta colección de tres álbumes es testigo de la irrupción del turismo en Mendoza. Efectivamente, en sus imágenes apreciamos las andanzas de un caballero y tres misteriosas mujeres, ellas siempre vestidas de negro que, con sus cabezas cubiertas, recorren la provincia cuyana. Un gran conjunto de fotografías nos muestra el fenómeno natural del Puente del Inca y sus instalaciones, inclusive bajo la nieve, y otro, el paisaje y comodidades en Cacheuta. El turismo continúa en la capital de la provincia, que observamos en el registro de diversos paseos como La Alameda, la Plaza Independencia o el Parque San Martín con sus imponentes portones; monumentos como la escultura ecuestre de San Martín, emplazada en 1904; edificios públicos como la Casa de Gobierno y su Sala de recepciones y el Teatro Municipal; o sus iglesias, como el Templo San Francisco. También nos legaron el registro de su alojamiento en Mendoza, una hermosa esquina en estilo italianizante, y diversas beldades de la ciudad, como la Casa del Intendente Municipal o las del Sr. Arizú y del Dr. Serú, el Mercado, o el Club Gimnasia y Esgrima. Aquellos turistas pasearon y fotografiaron también las dramáticas “Ruinas” -es decir, los vestigios del histórico terremoto de 1861 que destruyó por completo la antigua ciudad fundada en 1561. 

Y como agregado infaltable, nos ofrece un recorrido por los principales establecimientos vitivinícolas de la época. Observamos registros de la bodega “El Progreso” de Arturo D’Acomo (o Dácomo) y Cía., en el Departamento de Maipú. Sus instalaciones, carros colmados de uvas y tirados por burros, con la presencia de las misteriosas damas en medio de un cultivo, y los trabajadores pisando uva. Este establecimiento, el segundo en tamaño de la provincia por aquellos años, se unió con los italianos Juan Giol y Bautista Gargantini, titulares de la mayor bodega de la provincia, generando una de las empresas más grandes del mundo en el rubro.