Casa de Gobierno. Buenos Aires. Circa 1895.

Gelatina de plata -medidas: 15,8 x 21,7 cm-, virada al sepia. Muy buen ejemplar. Obra individual.  

Vista tomada desde el Norte y mirando al Sur y desde un punto de altura conveniente para obtener un registro tipo panorámico. Observamos en primer plano la amplia explanada de la Casa de Gobierno. Ubicada en el mismo solar donde Don Juan de Garay, a poco de fundar la ciudad, mandó cavar una zanja y terraplenes encerrando dentro el origen de lo que más adelante se llamó "Real Fortaleza de San Juan Baltasar de Austria”. 

En el mismo sitio se construyó luego un fuerte más sólido que perduró siglo y medio hasta su demolición. Ya en el período de la Independencia, la Casa que había sido residencia de gobernadores y virreyes españoles, albergó a las autoridades de los sucesivos gobiernos patrios: las Juntas, los Triunviratos, los Directores Supremos, los Gobernadores de Buenos Aires y el Primer Presidente de la Argentina, Bernardino Rivadavia. Abandonada y parcialmente demolida, volvió a tener protagonismo como sede del gobierno político a partir del año 1862, cuando Mitre se instaló con sus ministros. Su sucesor, Sarmiento, decidió embellecer la morada del Poder Ejecutivo Nacional, dotándola de jardines y pintando las fachadas de color rosado, con el que, posteriormente, se continuó caracterizando.

La construcción de la actual Casa de Gobierno comenzó en 1873, cuando por decreto se ordenó levantar el edificio de Correos y Telégrafos. Pocos años después, el presidente Julio A. Roca decidió la construcción del definitivo Palacio de Gobierno, similar al vecino Palacio de Correos. Ambos edificios se unieron en 1886 mediante el pórtico que hoy constituye la entrada de la Casa Rosada que da hacia Plaza de Mayo. La presente fotografía nos permite apreciar, detrás, los depósitos y grúas del tercer dique del Puerto Madero, inaugurado en 1892. En primer plano, algunos porteños transitan sobre una ciudad limpísima. 

Debemos puntualizar que la Casa Rosada siempre captó la atención de generaciones de fotógrafos y esta magnífica fotografía decimonónica así lo demuestra.

S.O.IV-OSM