Bosque. 1976.

Gelatina de plata en papel fibra brillante doble peso -medidas: 17 x 11,5 x cm-, fechada y firmada, con sello húmedo al dorso, indicando la dirección, en Buenos Aires: Juncal 1470, y el teléfono. Infrecuente obra en el mercado, firmada por ambas autoras.

En la reciente historia de la fotografía argentina se han producido algunos fenómenos dignos de mención y, uno de ellos sin duda alguna, es la novedosa irrupción de talentosas mujeres que aportaron una mirada, una sensibilidad, un abordaje femenino, el cual se necesitaba desesperadamente para completar el círculo de esta apasionante disciplina artística.

Entre estas cámaras pioneras surgen la talentosas figuras de Sara Facio (1932) y Alicia D'Amico (1933 - 2001), primero formadas en la rigurosidad propia de un fotógrafo profesional, como lo fue el padre de Alicia, Luis D'Amico, y ambas perfeccionando sus conocimientos en el estudio de Annemarie Henrich. Juntas habían obtenido una beca que les permitió recorrer París a lo largo de un año, una experiencia que enriqueció los conocimientos artísticos, incluso los que poseía A. D´Amico que se había recibido de profesora de Bellas Artes. 

Compañeras sentimentales y socias en infinidad de proyectos culturales y comerciales del campo fotográfico -exposiciones, instituciones, libros, conferencias, colaboraciones editoriales y periodísticas, etc- el corpus visual producido por la dupla Facio-D'Amico es uno de los más ricos de nuestra fotografía y, un ejemplo de ello, es la magnífica obra que hoy incorporamos a nuestro Catálogo.

Desde sus inicios la fotografía paisajística -heredera directa del mundo pictórico- desveló a los mejores talentos fotográficos, siempre en la búsqueda y captura de la belleza que nos brinda la naturaleza; ya desde el siglo XIX se destacaron paisajistas británicos como George Washington Wilson y otros.

Es precisamente en esta línea, que las autoras Facio y D'Amico nos obsequian con un registro maravilloso sobre el misterio inquietante que siempre generan los bosques; los altos y frondosos troncos que suben hacia el cielo, contrastan con los pocos rayos de luz que descienden hacia la oscuridad del follaje, definitivamente un poema de alto impacto visual. Por su gran belleza la obra fue seleccionada por sus autoras como presente de felicidad y amistad. Más adelante siguieron su camino en forma independiente, firmando sus obras por separado.

S.O.VIII-LMM